

Y soy educadora infantil y animadora sociocultural.
Y lo soy porque, desde siempre, me he sentido como esa niña que jamás pierde la inocencia y le gusta bailar, jugar, reír, saltar, disfrazarse, ponerse pelucas, pintarse la cara, inflar globos, hacer cosquillas, jugar a ser un personaje de cuento por un rato y explorar lo que es eso. Así aprenden lo que es la vida los niños y yo junto a ellos. Todos debiéramos rodearnos con más frecuencia de todas esas cosas que nos devuelven una y mil veces a la infancia.
Hace seis años, en un viaje a África, me quedé sorprendida de lo gratificante que era hacer feliz a un niño. Ellos siempre me daban mucho más de lo que yo podía darles. Fueron esas sonrisas las que me cautivaron y me hicieron pensar que sin duda esa iba a ser mi aportación al mundo: acompañar la infancia y ser parte de ella.
Me gustan mucho los niños, me siento muy cerca de ellos y ellos lo notan. Por eso, estar con ellos es tan mágico. Me gusta descubrir que cada es diferente; cada uno brilla con luz propia, con una fuerza interior que los adultos debemos aprender a cuidar.
Siento que me transformo en una más y les doy lo mejor de mí.
A día de hoy soy muy feliz estando con los más pequeños.
¡Bienvenid@s a esta aventura!
Me llamo Marta...